Generan estados cerebrales de relajación profunda, liberando estrés y tensiones físicas.
Impulsan al ADN para localizar la proteína necesaria para su regeneración y ralentizar el envejecimiento.
Los sonidos penetran las piezas óseas y facilitan la lubricación articular, mejorando la movilidad y flexibilidad.
Activan procesos de depuración muscular que permiten recuperar su estado armónico.
Mejoran la oxigenación del torrente sanguíneo y dinamizan su flujo en venas y arterias.
Purifican el aura, eliminan energías estancadas y armonizan los espacios físicos.
Eliminan sales cristalizadas patológicas y bloqueos energéticos, facilitando el equilibrio y la armonía.
Corrigen desconexiones en los microcircuitos y neurotransmisores cerebrales, favoreciendo su activación.
Aumentan la producción de linfocitos T, fortaleciendo el sistema inmune.
Ayudan a estabilizar la presión arterial y el ritmo cardíaco.