Amor: Energía universal
El amor es la fuerza invisible que sostiene la vida, una energía poderosa que sana, crea y nos conecta. En un mundo donde el miedo y la incertidumbre a menudo toman protagonismo, elegir el amor se convierte en un acto diario de transformación. Este artículo explora el amor como una energía universal, capaz de iluminar nuestro corazón, fortalecer nuestras relaciones y guiarnos hacia una existencia más consciente y luminosa.
Si cerramos los ojos, sentimos nuestro corazón y recordamos los momentos felices de nuestra vida —ya sea con nuestros hijos, parejas, padres, con la naturaleza, los animales, el mar o la montaña—, nuestro corazón se ilumina. Se vuelve transparente y sentimos calor. Eso es el amor: una energía vital, creadora de vida, que nos da paz y felicidad.
El amor crea momentos, espacios y relaciones. Es la energía que sostiene este mundo, el amor puro que se cultiva, que se trabaja. Es la esperanza en una nueva humanidad. Nos da fuerzas para ser nuestra mejor versión, para cultivar paciencia cuando nos falta, para dar siempre un poco más en nuestros vínculos, en nuestros espacios de creación y trabajo.
El amor es un gran propulsor, se cultiva, se mantiene, se alimenta. Se nutre de buenos pensamientos, de empatía y de fe. Es una energía de liberación, que nos enseña a soltar y a confiar: confiar en nosotros, en el universo, en algo más grande que nos sostiene, aunque parezca invisible. Esa energía llamada amor la sentimos en una caricia, en un amanecer, en un atardecer.
El amor es la frecuencia más elevada que podemos cultivar en nuestro corazón. Un amor sin posesión, sin culpa, sin dependencia. Un amor que nos hace libres y que nos permite construir relaciones sanas. Es la energía con la que sanamos, con la que creamos, con la que soñamos. Es la fuerza que nos impulsa a dar y recibir con plenitud.
Que cada paso en nuestra vida sea un paso de amor: hacia nosotros mismos, hacia la humanidad, hacia la Madre Tierra, hacia el universo. Y cuando nos sintamos perdidos, cuando la oscuridad, la rabia o el dolor nos inunden, solo respiremos y confiemos: el amor siempre nos sostendrá.
En estos tiempos desafiantes, en los que el miedo y el rechazo parecen gobernar, elijamos sembrar amor. Alimentar la energía de la creación es alimentar sueños, es hacer que un árbol siga verde. Construyamos juntos espacios sanos, de crecimiento, de goce, de juego.
Habrá días difíciles, momentos en los que los problemas materiales, las dificultades físicas o las tristezas del espíritu nos nublen. Nos sentiremos fríos, oscuros, confundidos, solos. Pero recordemos: siempre estamos sostenidos por la creación. Si cerramos los ojos y volvemos a nuestros momentos felices, nuestro corazón sentirá calor.
El amor es un acto cotidiano, una elección constante. No es solo un sentimiento, sino una forma de estar en el mundo. Que cada uno de nosotros sea un canal para esta energía, que podamos transmitirla en nuestras palabras, en nuestros gestos, en nuestra presencia. Porque cuando elegimos el amor, transformamos nuestra realidad y la de quienes nos rodean. Y así, poco a poco, tejemos un mundo más luminoso, más humano, más vivo.